miércoles, 30 de septiembre de 2009

Presentaciones eficaces...o la corazonada

La verdad es que, hasta hoy, he estado dudando si estar a favor, o no, de la candidatura de Madrid 2016, en el fondo mi única razón para estar en contra (razón de peso) era ver la cara que se le iba a quedar a Gallardón (alias Mr. Scrooge) cuando nos digan que no (si nos lo dicen), después de casi dos legislaturas en que ha abandonado muchas necesidades de la ciudad para centrarse en lo que, considero que es un proyecto de ego personal.

Pero reflexionando y escuchando a mucha gente he decidido que la ciudad que tanto quiero y que tanto amó mi padre se merece ver hecha realidad esa corazonada, aunque a mí las olimpiadas me sigan dando un poco igual.

Como para decidirme, he estado leyendo cosas y acudiendo a la hemeroteca (digital, por supuesto) he rescatado las noticias del informe de los miembros del COI sobre la candidatura, del día 2 de septiembre, y he recordado con vergüenza, lo que ya leí en su momento, que uno de los aspectos peor valorados de la candidatura de Madrid habían sido las presentaciones. Es decir, que la hemos cagado a la hora de presentar el proyecto.

Llevo muchos años presenciando presentaciones nefastas en algunas empresas, por la necesidad de sacar a tal o cual director al escenario, que ni sabe presentar ni lo quiere aprender. Llevo muchos años viendo a profesores, que si bien son excelentes investigadores son pésimos docentes y no saben enganchar con los alumnos que tratan de seguirles a duras penas; y, por desgracia, comienzo también a ver, cada vez más, en informativos, a rostros, que, si bien, son muy atractivos, apenas saben expresarse sin ayuda del teleprompter (la chuleta que leen). Pero confiaba en que, en un evento tan importante como este, lo de las presentaciones lo teníamos superado y lo íbamos a cuidar un poco. Ignoro si cuando vinieron los miembros del COI, presentaron el proyecto profesionales de la comunicación, expertos en presentar y persuadir, o políticos y ejecutivos acostumbrados sólo a presentar en entornos fácilmente persuadidles y ansiosos de alimentar su ego, pero me da que fue esto último. Qué pena no haberlo sabido antes y haberles vendido unos cursitos de presentaciones eficaces que me habían venido muy bien en esta época de crisis.

Parece ser que, a Copenhague, se han ido unos días antes para ensayar, y espero que lo hagan y que lo hagan bien. Y confío en las labores de lobbie en la corta distancia de la delegación, porque la verdad es que cuando escucho a Su Majestad o a ZP o a la Espe hablar en público, magos, lo que se dice magos, de la persuasión de masas no son…

El caso es que como he decidido estar a favor de la candidatura de Madrid, espero que nuestros representantes (con gastos pagados) lo hagan lo mejor posible, que se lo curren y que lo consigan. Y aunque parece ser que preocupa mucho la presencia de Obama en Copenhague ,la verdad es que yo, en este aspecto estoy muy tranquilo, y es que confío en que cuando Obama vea a ZP se acuerde del disfraz de las niñas, se acojone y olvide el guión.

¡A por ellos!

domingo, 27 de septiembre de 2009

Los Monster


El otro día me llamó alguien para preguntarme si debía ir con corbata a una entrevista de selección, le dije lo que digo siempre que me preguntan: que yo, ante la duda, siempre la llevaría. Sería necesario conocer el ambiente de la empresa, la formalidad o informalidad de la entrevista, el puesto al que se opta, pero yo soy partidario de equivocarme por exceso, y no por defecto.
Lo que está claro, es que en determinados ámbitos la imagen sigue siendo una parte importante de nuestras relaciones sociales, y, (aunque esta semana les contaba a mis alumnos como en los años de la explosión de la burbuja de las puntocom, muchos se dieron cuenta de que el talento no siempre iba en corbata) el mundo relacional, en el que vivimos exige de unas determinadas formas a las que todos debemos adaptarnos si queremos sobrevivir.
Si importante es esto en el ámbito empresarial, más importante es en el ámbito político y de protocolo; en este mismo blog escribí ya una vez sobre la que se lió en el congreso cuando el ministro Sebastián decidió ir al trabajo sin corbata, y sobre como tuvo que soportar, por este motivo, la regañina de Bono. Y es que, nos guste o no nos guste, las formas son importantes, y en determinados escenarios son fundamentales.
En este sentido, si algún día me llama alguien para decirme cómo debe de ir vestido a una cena con Obama, tengo muy claro que le diría que no fuese disfrazado, más aún si la cena es de gala, y más aún, si cabe, si tiene el privilegio de estar en la cena como parte de una representación del gobierno de España.
Cuando se tienen 16 años, hay muchas cosas que no se saben y no se tienen porque saber (aunque ya se pueda abortar), y posiblemente una de las que no se sepa es como adaptarse a determinados formalismos, pero para eso están los padres, y cuando tu padre es el presidente del gobierno, se da por hecho que sabe aconsejarte/imponerte como ir vestido/a a una cena con otro presidente del gobierno.
Miro la foto (que nunca se hubiese filtrado si los personajes no hubiesen acudido) y aún no me lo creo. Un presidente del gobierno no debe permitir, que sus hijas, pertenezcan a la tribu (urbana) que pertenezcan vayas disfrazadas a una cena con Obama (ni siquiera con Berlusconi). Cuando se decide llevar a la familia a una reunión del G20, lo que menos se puede hacer es velar porque la familia no deje la imagen de España por los suelos.
Las hijas de ZP tienen derecho a ser góticas, punkies, heavies o pijas, pero no a ir disfrazadas a una cena de éste nivel. Quiero creer que dentro de unos años, si le preguntan a su padre cómo deben vestirse para ir a una entrevista este les aconsejará de mejor forma que ahora lo ha hecho, a no ser que quiera que encuentren trabajo en el túnel del terror.