martes, 13 de julio de 2010

Hablando de fútbol

Ya lo sabéis, no me gusta el futbol, y creo que lo que ha vivido España en estos días de delirio colectivo ha sido un atracón de Pan y Circo, que no van a mejorar la situación del país, creo que ha sido el opio del pueblo...

En este sentido era fácil de imaginra que yo no me pensaba apuntar a esta corriente, tan de moda, de escribir sobre la selección española y la motivación o el trabajo en equipo, o sobre el entrenador y el liderazgo. Sin embargo, el otro día llegó a mis manos un artículo de mi amigo Angel Díaz-Miguel, disfrazado de símil futbolístico (que casi no me leo), que cuando lo leí, me dejó gratamente sorprendido. A los que os gusta leer de futbol y gestión de personas (y a los que no), os regalo este magnífico texto, y así yo no me veo en la obligación de tener que escribir yo sobre el tema, en fechas tan señaladas:

¿Motivación? : Otxarkoaga B

En estos días de sobrecarga informativa futbolera con ocasión del Mundial de Sudáfrica, vuelven a surgir artículos y comentarios de opinión en las páginas de “management” de diarios y revistas, donde se trata de realizar, primero, una conceptualización de los modelos o estilos de juego de cada equipo y, después, su posible traslación o aplicabilidad al entorno de la empresa.

Esto no es nuevo; siempre que se produce un hecho deportivo relevante aparecen publicados este tipo de artículos, y ,además, la mayoría se centran en la figura del entrenador como paradigma del estratega y líder que define y transmite su visión, sus valores, su modelo de organización y, por tanto, de juego: sucedió en su día con Lolo Sáinz y Pepu Hernández en el baloncesto, Valero Rivera en el balonmano, y más frecuentemente en el fútbol: desde Cruyff a Pep Guardiola, Mouriño o del Bosque.Visión, objetivos claros, ilusión, coherencia, esfuerzo, trabajo en equipo, atención a los detalles, tolerancia a la frustración, persistencia, reconocimiento, … suelen ser trazos comunes cuando se desgranan los elementos del “modelo de liderazgo” de estos entrenadores que hacen que sus jugadores, en la mayoría de los casos “prima donas” que se creen superiores al común de los mortales, asuman su rol dentro del equipo y den lo mejor de sí mismos en aras del objetivo común.Todo muy académico y muy bonito. Pero cuando leo estos artículos y análisis, me viene a la cabeza un recorte de periódico que, hace ya unos años, me llamó la atención, y que conservo entre mis papeles (ver recuadro adjunto) . Se trata de una clasificación de un campeonato local de fútbol, de la categoría de Infantiles, aparecida en el periódico El Correo (supongo que se siguen publicando estas clasificaciones y que lo que voy a comentar se sigue produciendo, aunque sean otros los equipos).

Pues bien, se trata de la situación tras la jornada nº 25 (como hay 14 equipos en el Grupo VII quiere decir que sólo falta una para terminar el campeonato).

En primera posición, poca sorpresa, figura el Athletic B (atención, que debe haber otro Athletic A en Infantiles, donde juegan los que son todavía un poco mejores): 24 partidos jugados, 24 ganados, 0 empatados, 0 perdidos. Goles a favor: 217; Goles en contra: 7.
En última posición en la tabla, el Otxarkoaga B (tambien debe de haber un Otxarkoaga A): 25 partidos jugados, 0 ganados, 0 empatados, 25 perdidos. Goles a favor: 6; Goles en contra: 453 (o sea, una media de 18 goles encajados por partido).

Y yo me pregunto, ¿quién tiene más “mérito”, el entrenador del Athletic B o el del Otxarkoaga B? Imagínense el cuadro: Chavales de 14-15 años, en plena fase de afirmación del ego y en ebullición hormonal, a los que eso de “lo importante es participar” les puede sonar a cuento chino. Que cada lunes acuden a su colegio o ikastola en un barrio humilde de Bilbao donde sus compañeros (y también las compañeras, que es lo que más duele) les preguntan sobre el partido del fin de semana… ¿Qué?, ¿qué tal el sábado?, ¿cuántos chicharros os metieron? Pues 20 ni más ni menos. Y en casa, con el Iturrigorri, que va el 10º en la tabla. ¿Y qué? A aguantar chuflas y sonrisitas el resto de la semana…
¿Y el entrenador del Otxarkoaga B? Por favor, que alguien le localice y le haga una entrevista, que desarrolle un sesudo caso para una escuela de negocios…Motivación extrínseca, intrínseca, trascendente… Liderazgo situacional, coaching ontológico, constelación organizacional,… llámalo como quieras, pero, ¿cómo consigue que al siguiente fin de semana vuelvan a salir los chavales a jugar, con la perspectiva de volver a llevarse otro chaparrón de goles en el zurrón?

Ojalá todos en nuestras empresas pudieramos tener un equipo lleno de Messis y Xavis, de Villas y Casillas, de Forlanes y Puyoles,… pero la realidad es tozuda. Siempre trataremos de tener a los mejores, de ser “el best place to work”, de estar en la lista de “most admired companies”, pero, al final, tenemos lo que tenemos. Y “con estos bueyes hay que arar”.
Pero…, con ejemplos como el del Otxarkoaga B, ¿puede haber algún directivo que todavía piense que “no hay nada que hacer”, que “es que el mercado está duro”, “es que la gente ya no tiene compromiso con la empresa”, “es que a los jóvenes de ahora no hay quien les motive”, “es que…? Esquerosos, que diría D. Tomás Pascual.

Me imagino al entrenador del Otxarkoaga B el lunes en el entrenamiento: “Chavales: este sábado último partido, contra el Moraza B, que “sólo” han ganado 5 partidos en todo el campeonato. ¡Se van a enterar!”

Angel Díaz-Miguel