jueves, 23 de octubre de 2008

El Noroeste argentino: Esperando el milagro I


10 de septiembre, por la Cuesta del Obispo, desde el pueblo de Cachi, cientos de peregrinos bajan caminando hacia la ciudad de Salta. Aunque voy conduciendo el camino se me hace largo. Desde la Piedra de Molino (3348m.) tardo más de 3 horas en bajar poco más de 20 kilómetros. A ellos, a los peregrinos se les hace más largo, aún tardarán 3 días en llegar a Salta, la capital de la provincia, para venerar, en su día, a la Virgen del Milagro. Posiblemente para pedir el milagro que les saque de la miseria a la que está sometido el norte Argentino

Durante cinco días recorremos los Valles Calchaquíes, la quebrada de Humahuaca y La Puna, esta última a bordo del, tan maravilloso como lento, tren a las nubes, un tren que tarda 16 horas en llegar desde Salta(1187 m) hasta San Antonio de los Cobres a 4220 metros de altura y regresar de nuevo al punto de partida, atravesando el impresionante paisaje de la precordillera andina.

El noroeste argentino es el gran desconocido del país, lo que le hace más interesante aún. Sus impresionantes paisajes de barro y arcilla multicolor, cortados y moldeados por la fuerza de la erosión, cobijan a gentes amables e introvertidas, cuyo rostros y, quizá también, cuyo carácter parecen haber sufrido la misma erosión de viento y polvo que sus valles y quebradas.

La quebrada de las Conchas , es para mi, la más bella de cuantas nos ofrece el noroeste, quizá no solo por sus formas caprichosas que acompañan al río del mismo nombre, sino porque recorrerla, desde Salta, me lleva a encontrarme al final del camino con Cafayate, “el lugar donde vive el sol”, un lugar que tiene para mi una magia especial, un lugar que me dejó tocado en un momento de mi vida, y que 14 años después me ha vuelto a demostrar desde la humildad y generosidad de sus gentes quien soy y donde estoy…(Pero quizá de eso os hable en otra ocasión)

Cafayate, que se puede considerar el centro neurálgico de los Valles Calchaquíes, es, sin duda, un pueblo de “contrastes”, un pueblo donde el primer y el tercer mundo están separados tan sólo por una calle, a veces ni eso, a veces tan sólo por un portal… Cafayate significa lugar donde habita el sol, pero Cafayate es también el reflejo de un pueblo que, desde su pasado Diaguita, no ha visto nunca el sol del desarrollo ni de la dignidad. Con una materia prima excelente, Cafayate trata ahora de competir desde el sector vitivinícola con los mejores vinos del país, varias bodegas han aterrizado en la zona sumándose a las que había y tratando de impulsar un turismo de vino y de “estancias”, pero este desarrollo turístico apenas se ha notado en las casas de los pobres. Me lo decía la madre de Sole, de mi Sole, “los pobres tenemos que seguir siendo pobres”…


De Cafayate viajamos hacia Cachi por la ruta 40, estamos a la altura del kilometro 4400 de esta carretera que comienza en Cabo Virgenes y que atraviesa Argentina de norte a sur. Desde allí comienza el viaje por el subdesarrollo Argentino… Angastaco, Luracatao, San Carlos, Molinos….pueblecitos pintorescos de belleza colonial, se nos presentan entre impresionantes quebradas, paisajes lunares, desiertos rocosos y ranchitos que se confunden con el paisaje, ranchitos desde donde el indio nos ve pasar como ve pasar el tiempo…. Sin luz, sin agua, con las cabritas reunidas a la puerta…el indio nos ve pasar…. En esos ranchitos dejamos a los niños que recogemos en coche mientras vuelven de la escuela. Hoy ha habido suerte, probablemente mañana les toque de nuevo andar 5, 10, quizá 15 kilómetros para llegar a la escuelita y participar en la izada de bandera (El Argentino, siempre orgulloso de su patria…)


El último pueblo de los Valles es Cachi, llego ausente, mi cabeza, mi corazón... están aún en Cafayate, no quiero dejar los valles, pero el viajero nunca se queda…y yo

soy viajero, aunque en ese momento no quiero serlo… Atravesamos el parque nacional de los cardones, entre guanacos, que nos miran con curiosidad, llegamos a La Piedra de Molino (3348 m.), desde allí una impresionante cuesta de 20 km nos dejará de nuevo cerca de Salta. Por el camino cientos de peregrinos bajan andado por senderos al borde del abismo, con mal calzado, sin buena ropa, pero con esperanza, con la esperanza de dejar de vivir así, al borde del abismo, y de que el día 14 en la ciudad de Salta su virgencita obre el milagro.

2 comentarios:

la elfa dijo...

Creo Carlos que este es el mejor post que has escrito, o al menos el que mas me ha gustado. Me has hecho emocionarme, con piel de gallina y lagrimas en los ojos pienso en la madre de tu Sole, en los ninios caminando hacia la escuela, en los peregrinos.....
Por otro lado, las fotos estan llenas de fuerza. Ya dicen que una imagen vale mas que mil palabras. Ese tren! tu y tus cementerios. Me gustaria ver a mas gente, yo soy tan de gente...
Gracias por haber compartido un viaje tan especial y unico como este con una persona especial y unica para mi...
Gracias por tu post, gracias por compartirlo de una manera tan bella.

Anónimo dijo...

Qué bonito post! Leerlo ha sido casi como estar allí. Lo bueno de la imaginación es eso, que te lleva adonde quieras ir. Y tú me has llevado de nuevo a la mejor semana del mes de septiembre.
Hoy me voy a poner en serio con el proyecto médico para la guardería de Cafayate :-D