lunes, 27 de octubre de 2008

Igualdad y Diversidad


Como ya sabéis el otro día tuve la oportunidad de poder participar en una mesa redonda sobre igualdad. Allí tuve también la suerte de conocer en persona a la “Directora General para la Igualdad en el Empleo” y digo la suerte, porque uno no conoce a impresentables todos los días, y, de vez en cuando, es saludable, y porque así uno cuando protesta por que se gastan sus impuestos en sueldos de personas que nadie sabe lo que hacen, se queja con razón y con conocimiento de causa.

Siempre había pensado que una mesa redonda era un foro de encuentro en el que se intercambiaban opiniones, y no una sucesión de monólogos. Por lo visto a la Directora General de la cosa no le habían contado lo mismo. Antes de comenzar el acto, entre bambalinas, cuando se le trató de informar cual sería el orden de intervención en la mesa dijo, con esa prepotencia que solo tienen los políticos de carrera: “ni hablar, yo intervengo la primera que luego me voy”. Y dicho y hecho, la individua se sentó, habló (aún no se de qué) y se marcho sin excusarse cuando la segunda ponente estaba desarrollando su intervención…

Expuesta la anécdota, os expongo, a continuación cuales fueron las líneas argumentales de mi pensamiento, argumentos que no pude contrastar con la fugaz Carmen Briones, a la que dedico, sin cariño, ni respeto ninguno, este post:

Cada vez oigo más, en distintos foros relacionados con el mundo empresarial, las palabras igualdad y diversidad. Palabras que, en un principio parecen contrapuestas, pero que en el fondo, creo entender que recogen el espíritu de un mismo deseo. Deseo que, desde la lógica, personal y empresarial, comparto sin ninguna duda, pero que temo que acabe pervirtiéndose por el mal uso iracional e interesado, de estos dos términos.

He de reconocer que la palabra igualdad (Conformidad de algo con otra cosa en naturaleza. Diccionario de la RAE) no me ha gustado nunca, me evoca conformidad y sobre todo me evoca clonación y falta, precisamente, de diversidad. En este sentido me parecen absurdas las políticas encaminadas a generar un sentimiento de “igualdad” sin tener en cuenta un respeto fundamental a las diferencias. Creo que no debemos hablar de igualdad sin más, sino igualdad de oportunidades y ante la ley, pero, siempre, desde el estricto respeto a las diferencias, y no sólo a las diferencias colectivas, sino, sobre todo, a las diferencias individuales.

Nos guste o no, cada ser humano es distinto de otro. La palabra igualdad encierra semiológicamente un deseo de ser clónicos, que es un concepto poco realista, afortunadamente, dentro de la realidad empresarial actual.

Tendríamos pues, que empezar a hablar de igualdad de oportunidades, y de igualdad ante la ley, y luchar de forma eficaz por conseguir esa igualdad, y no una igualdad clónica e injusta que anule nuestras diferencias como seres humanos, y como profesionales. Una igualdad, que, a mi modo de ver, se ha de demostrar en el día a día, desde el sentido común, con el trabajo y la forma de actuar de cada uno de nosotros/as (como me aburre tener que poner siempre el masculino, barra femenino), y no con la creación de ministerios, vicerrectorados o departamentos, que acabamos pagando todos, y no son sino una herramienta de radicalización y no de acercamiento, vacias de contenido

Lo que en ningún caso deberíamos aceptar son discriminaciones, mal llamadas de tipo positivo, que nos hagan plantearnos el que determinadas personas llegan a ocupar determinados puestos, no por estar lo suficientemente capacitadas, sino por tener determinado genero o tendencia.

En este país gastamos muchos esfuerzos en defender leyes y políticas de igualdad discriminatorias, e históricamente no invertimos en una educación adecuada que nos haga crecer como ciudadanos/as libres y con sentido común que respeten las diferencias dentro de la igualdad de oportunidades.

Por otro lado, a menudo me encuentro con una corrupción del lenguaje, que, desde el absurdo , complica la vida a los/as ciudadanos/as, inventando palabras absurdas (miembras) que no hacen sino radicalizar el mensaje, prostituir el diccionario, dificultar la comunicación y servir de argumento a reivindicaciones más propias de un pasado marxista que de un presente liberal.

La segunda palabra de moda que me encuentro es "diversidad", un termino más rico en sí mismo, y con un contenido que, a priori, me encaja más en lo que debe ser la práctica empresarial habitual. De hecho cualquier empresa que se precie de ser competitiva sabe que debe de ser diversa, y no debería necesitar a nadie que le obligue a serlo. No hace falta mucho esfuerzo para comprobar que hoy la diversidad es el pan de cada día en todas las empresas, y la multiculturalidad, y la convivencia de lo diferente es una norma habitual. En este aspecto sí que considero que se hace necesario realizar un esfuerzo por integrar la mano de obra diversa con una plena igualdad de oportunidades y, sobre todo, ante la ley. Las administraciones publicas deben de volcar sus esfuerzos en asegurar un pleno cumplimiento de la ley que garantice la no discriminación de las personas en razón de su nacionalidad, raza, genero, religión, etc.

Debemos de trabajar por la diversidad y por la igualdad de oportunidades, sí sin duda, pero si radicalizar el mensaje y sin caer en el absurdo. Debemos de exigir a los poderes públicos que hagan caer el peso de la ley a todos aquellos empresarios que discriminan de uno u otro modo a los profesionales. Pero debemos de tener cuidado no acabemos siendo nosotros/as los que abogamos por otros tipos de discriminación.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo por abrir el blog con semejante señora, aunque no se merece ni la mas mínima mención!!!

Terminar mi comentario exponiendo que esta sociedad se está, o mejor dicho nos están sometiendo a la tirania de la igualdad, me recuerda a otros regímenes anteriores

Anónimo dijo...

cuanta senasatez en tus palabras...

Anónimo dijo...

Enhorabuena! Por fin alguien ve clara la diferencia entre discriminación positiva y favorización, porque una discriminaión, por definición, no puede ser positiva (sin olvidar que si fuese posible tal contradicción aún así estaríamos desfavoreciendo a otros).
Lo que este mundo necesita es una gran diversidad en todo (raza, cultura, ideología política, edad, sexo, etc) y un gran respeto por lo diferente, sin más tonterías. Somos muchos los que compartimos este planeta y gracias a dios (o a quién sea) ni somos iguales ni queremos serlo!

(no hay manera de que me deje firmar, así que lo hago aquí).
Frito, Huevo Frito

la elfa dijo...

Chapeau querido, estoy de acuerdo en todo!!! Viva el mundo con todas sus culturas, gentes, tradiciones, gustos...
Mira hoy justamente he visto este articulo y he pensado en ti. Me parece ridiculo!
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/paridad/genero/llega/nombres/calles/Florencia/elpepuinteur/20081028elpepusoc_4/Tes

Anónimo dijo...

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/paridad/genero/llega/nombres/calles/Florencia/elpepuinteur/20081028elpepusoc_4/Tes