Estos días hemos asistido a un espectáculo mediático impresionante con respecto al rescate de los 33 mineros chilenos. Todo el mundo ha estado pendiente de los medios de comunicación, y se han batido records de audiencia en la historia de la televisión según algunas fuentes (elmundo.es).
Los derechos para los libros y las películas ya se están gestionando, y las televisiones están, como locas,firmando contratos con los protagonistas. Leo hoy que, en España, Antena 3 se trae esta semana a algunos de los mineros al plató.
Por supuesto, mis compañeros de profesión ya se han lanzado a escribir artículos sobre el trabajo en equipo, la orientación al logro, o el liderazgo, (ya sabéis la habilidad que tenemos los consultores para enlazar temas y venderlos) y pronto incluiran la historia de los mineros en sus conferencias. Y supongo que dentro de unos meses alguno de los propios mineros empezará a dar conferencias en empresas de todo el mundo, como hacen desde hace años sus compatriotas, los de “Viven”. (Siempre he dicho que para ser un conferenciante de lujo me hace falta una desgracia. Hay uno por ahí haciéndose de oro contando su infarto…)
Que conste que no me parece mal, de hecho, me parece bien, muy bien, y admiro el esfuerzo por rescatar 33 vidas humanas. Lo que no entiendo es por qué el ser humano (léase todos nosotros) da tanto valor a unas vidas y tan poco a otras. No acabo de entender porque no se dedican los mismos recursos y los mismos esfuerzos para rescatar las vidas humanas atrapadas en la mina del hambre o de la guerra. No entiendo porque 33 vidas son record de audiencia, y, sin embargo, los medios no nos apedrean los oídos y la vista a diario con las 25.000 personas que mueren cada día en el mundo como consecuencia del hambre y la pobreza, según la FAO (Sí, 25.000, no se me ha escapado ningún cero).
Que conste que no pretendo hacer una crítica demagógica, que sé que lo parece. Pretendo hacer una reflexión de cómo convertimos en noticia algunas cosas mientras otras nos pasan inadvertidas, aún siendo en su contenido mucho más graves y dolorosas.
Seis millones de niños menores de 5 años mueren al año, miles de personas dedican a ellos sus vidas y logran salvar más de 33, pero estos no pasaran de ser protagonistas de algunos documentales de la 2 en horario de madrugada. ¿Por qué? Es curioso el ser humano….
Ayer se celebraba una misa en el "campamento esperanza", lo que iba a ser una fiesta se convirtió en una protesta (no solo se abuchea en España). El motivo, las quejas de los compañeros de los mineros que se quejaban de sus condiciones de trabajo, "No somos 33, somos 300" "Estamos atrapados en la superficie" gritaban en sus pancartas.
"Cuantos miles de 33 nos quedán, aún por rescatar"...diría yo...
2 comentarios:
Querido Carlos,
tienes toda la razon. Aunque reconozco que yo he sido una de esas que se ha tragado horas del rescate en la tele.
No quiero justificar mi comportamiento, pero lo cierto es que esos 33 mineros representan a muchos mas y tal vez, con algo de suerte, este accidente con final feliz permitira que las condiciones en las que trabajan miles de mineros en el mundo mejoren. Tal vez solo sea porque otros empresarios se daran cuenta del gasto inmeso que un accidente de tal magnitud puede tener para sus bolsillos y para sus empresas. Pero si eso hace que se mejoren su condiciones (que son en todo el mundo deplorables), entonces habra merecido al pena.
Ademas alegremonos de que por una vez una catastrofe ha tenido final feliz y al mundo como espectador, porque generalmente solo interesan las desgracias.
Yo he escrito muchas veces sobre el hambre. Intento de vez en cuando denunciar desde mi pequena ventanita al mundo las injusticias de las que nos olvidamos a menudo. De hecho, no nos saldria tan caro cambiar la situacion de los millones de ninos desnutridos que hay en el mundo... incluso intente poner mi granito de arena para que se hiciese realidad un proyecto de documental que al final no funciono. Aqui esta el link por si le interesa a alguien http://laelfa.blogspot.com/2008/10/no-hunger-o-el-prximo-documental-de-al.html
Carlos, gracias por hacerme reflexionar.
Un besazo
Que gran reflexión Carlos.
Aunque no de una forma tan profunda como tú, también pensé en ello. Me acordé de los niños que mueren de hambre cada día, de los escasos recursos que tienen los países subdesarrollados y de los que mueren psicológicamente en países desarrollados.
Es una pena, que para "hacer caso" a la realidad tengamos que ver un desastre de cerca o en nuestra propia piel.
"Si luchamos, podemos perder. Si no luchamos, estamos perdidos!"
Patricia Maroto
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