lunes, 21 de diciembre de 2009

Día 21: El trabajo es salud, o no

Hoy he visto varias noticias que han llamado poderosamente mi atención, y que quería compartir con vosotros, aunque ya os aviso que las conclusiones finales no son muy optimistas.

El titular de la primera es (www.eleconomista.es) : “Soltar la ira en el trabajo puede impedir ataques cardíacos". Hasta ahí pinta bien. Al parecer, según un estudio sueco (que bien me caen los suecos) publicado en el Journal of Epidemiology and Community Health, las personas que sufren disgustos sin rechistar (como los de anuncio de hemoal) tienen dos veces más peligro de sufrir un ataque o morir de alguna enfermedad cardíaca que quienes explotan de ira. (A ver qué hago yo ahora con mis cursos de inteligencia emocional). O sea, que según los suecos, lo de callarse no es rentable, y hay que dar rienda suelta a las emociones cuando el jefe, o la empresa, nos sacan de quicio. Sin embargo, Constanze Leinewerber, del Instituto de Investigaciones sobre el Estrés, de Estocolmo, que dirigió al equipo investigador, dijo no aconsejar a los trabajadores que griten a sus jefes… A ver Constanze, ¿Qué hacemos? ¿gritamos o no? No se puede publicar un estudio con unas conclusiones y luego aconsejar lo contrario, que el personal se despista.

Posiblemente si gritamos no la palmemos en el momento, pero tendremos muchas más posibilidades de engrosar las listas del paro, en este sentido Constanze resulta ser bastante prudente, o igual es que no soporta que le griten sus colaboradores. En el fondo lo que nos viene a decir este señor es que nos aguantemos las ganas, y que luego…la ciencia dirá.

He decidido leer otro titular, también en el economista.es, a ver si me animaba más, y me encuentro: “El paro afecta cada vez más a la salud: genera ansiedad y depresión” Esto es lógico, y es que estar en el paro, sobre todo cuando se tienen determinadas cargas, no debe ser una situación fácil. Claro que para no irse al paro, habría que sujetar la ira y no gritar al jefe… O sea, que podemos elegir entre infarto o estrés. Pues no es muy agradable el panorama, dan ganas de quedarse en casita, tranquilamente, ¿no?

Pues parece ser que no, porque, en un tercer titular (www.expansionyempleo.com), leo: “El absentismo laboral no justificado se reduce un 90% en 2009” Vaya, que alegría, casualmente la gente, con la crisis, se encuentra mejor, y prefiere ir al trabajo que estar en su casa…¿no? Igual es que van para gritar al jefe, y no sufrir de infarto…no se… A lo mejor es que ese absentismo lo producían unos caraduras que se quedaban en casa sin razón, y ahora con la crisis se han acojonado, aunque no creo, el trabajador español es honesto y productivo, sobre todo productivo. O, quizá, es que con tanto ERE quedan pocos trabajadores que se abstengan de ir a trabajar (más quisieran ellos que tener la posibilidad de abstenerse voluntariamente).

Una vez más los autónomos jugamos con ventaja, podemos estar en la ruina, y abandonados por el estado, pero como ni tenemos paro (la mayoría), ni nos cabreamos con el jefe, estamos más sanos…de eso no hay duda, y al final lo importante es la salud, y si no ya lo oiréis como lo dicen mañana los millones de españoles a los que no les va a tocar la lotería.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Día 20: Inversión en I+D

Hoy he estado, por fin, en la Plaza Mayor, en estas navidades de 2009. La verdad es que antes no me había dado tiempo, y he aprovechado para acercarme hoy. Ha sido la primera vez que voy a La Plaza Mayor en Navidad sin poder comentárselo luego a mi padre, con el que fui la primera vez en mi vida y con el que repetí, probablemente, decenas de veces. Ha sido una sensación rara no poder llamarle para contárselo al llegar a casa. El otro día alguien me preguntó si yo era tan navideño por mi padre, respondí que probablemente no, pero que sí que era tan madrileño por mi padre, y en mi imaginario, Madrid y Navidad son dos conceptos que siempre han estado muy unidos (a pesar de Gallardón), de hecho siempre digo que las fiestas populares de Madrid, en el fondo son las navidades. Así que, posiblemente, y sin darme cuenta, sí que sea tan navideño gracias a mi padre, y hoy le he echado de menos en la Plaza Mayor (como en tantos sitios).

Bueno, que me estoy poniendo nostálgico, y no es plan…

El caso es que he paseado por los puestos de bromas, que como sabéis ya no están en la Plaza Mayor, sino, unos metros más allá, en la Plaza de Santa Cruz, y una vez más, he comprobado con pesar, que las bromas en venta son las mismas que se ofrecen al público año tras año desde que tengo uso de razón. He pensado que si algún día tengo pasta montaré una industria de I+D para el sector bromístico, que falta les hace. Es que no faltaba ni una, el jabón que mancha, los polvos de estornudar, los caramelos que saben a rayos, la copa de coñac falsa, el globo que lo pones en la silla y suena como un pedo, otro parecido que te quema el culo….no faltaba ni una. Y yo me pregunto ¿pero alguien sigue picando aún con estas bromas? Porque si es así me gustaría conocerle… Por supuesto no he encontrado ni una novedad. En el fondo ha sido entrañable pensar que estaba viendo las mismas bromas que veía con papá cuando íbamos a recorrer el Madrid Navideño, juntos hace ya muchos años, pero como bromista y creativo ha sido indignante ver lo poco que hemos evolucionado en este aspecto.

Pero, ¿es que no hay creativos en este sector? En un mundo dónde podemos tenemos móviles de tercera generación, TDT, internet, web2.0, etc. ¿Cómo alguien puede seguir vendiendo el jabón que mancha o el globo que imita un pedo? Que no se quejen luego de la crisis, que es que eso ya no hay quien lo compre. Es que esto de las bromas es muy serio, así pasa, que el día de los inocentes, ya no es lo que era, quitando las bromas de los periódicos, que tal y como están las cosas uno ya no sabe cuáles van en serio y cual no.

Es navidad, y algo habrá que soñar, ¿no? Voy a proponer que parte del dinero que se destina a I+D en armamento se destine a I+D en bromas, el objetivo es el mismo, putear al personal, pero no me digáis que el bromístico no es , cuanto menos, más divertido, y, a veces hasta, menos letal.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Día 19: Rindiendo

"El miércoles por la mañana es el momento más productivo de la semana", y no lo digo yo, lo dice un estudio de Randstad que leo hoy en el economista.es. La noticia me ha hundido la moral, teniendo en cuenta que yo tengo que sacar adelante este post un sábado por la tarde, cuando aún me quedan 3 días y medio para el próximo miércoles, y han pasado tres días y medios desde el último y cada vez me quedan menos ideas para escribir.

No obstante, y a pesar de la depresión que me ha invadido, debería alegrarme, pues no estoy en mi momento menos productivo, según el estudio. ¿Adivináis cuales son los momentos menos productivos? Pues efectivamente, los lunes por la mañana y los viernes por las tarde.

Estos son unos primeros datos del estudio, a tener en cuenta, que, la verdad, no me sorprenden demasiado, y confirman mi teoría de que los lunes y los viernes son malos días para la formación.

Pero si seguimos con el estudio, nos encontramos otros datos curiosos, ¿Quién produce más? ¿Los jóvenes o los mayores? Pues al parecer, y siempre, según la fuente citada, los jóvenes trabajadores de entre 16 y 25 años se consideran menos productivos que los veteranos.

A ver, si es que esto es lógico, (Si analizamos bien los datos, o se rinde el fin de semana, o se rinde entre semana, pero todo no se puede hacer, y los que rinden el fin de semana son los jóvenes), lo que está mal hecho es el estudio, que se centra sólo en rendimiento profesional, y no en rendimiento vital.

Ultimamente comento demasiadas encuestas profesionales, y quizá poco vitales.

Pero imaginaos que esta encuesta la hago en el ámbito vital (y no laboral), y para mí vida son amigos, familia, conciliación, diversión, copas navideñas… Y ahora os pregunto ¿Cuándo se rinde más? ¿Quién rinde más? Pues está claro que en la vida se rinde más cuando más se disfruta, y que los “maduros” tendríamos que aprender aún la lección de que tenemos mas vidas que la profesionale, y que la vida personal no debería de ser lo que vivimos cuando nos da tiempo, sino la verdadera vida, la que decida el el modo en el que queremos vivir. Igual es que en este tema estamos aún algo inmaduros… y pensamos que lo laboral es realmente lo importante….

El otro día se lo dije a mis alumnos en la última clase, (en la que me puse muy cursi), les dije "tíos vivid, al final cuando miréis atras mediréis si realmente habéis disfrutado, y no otra cosa".

En fin, que hoy es sábado, que tengo cena navideña de amigotes, y que tengo que rendir, así que os dejo….

viernes, 18 de diciembre de 2009

Día 18: Frases celebres

Ayer ZP dio un discurso en la cumbre de Copenhague (ya he comentado aquí mi opinión sobre esa cumbre), que por lo que he leído fue bastante coherente, pero al final se le fue la pinza, con una frase para la posteridad, como casi siempre…

Primero nos sorprendió con la alianza de las civilizaciones, luego con el “buenas noches y buena suerte” y ayer finalizó su discurso, al más puro estilo sesentero con la frase “la Tierra no pertenece a nadie, salvo al viento”, que está muy bien, y es muy bonita, pero no es seria.

Hace años leí la carta del Gran Jefe indio Seattle al presidente de EEUU Franklin Pierce, es un texto poético de 1854, sobre la propiedad de la tierra, que supuso, durante años, una especie de manifiesto ecologista, y que era muy propio de un jefe indio en el siglo pasado, que sabía que lo tenía todo perdido y que sólo le quedaba dejar un legado de reflexión sobre la naturaleza.

Pero ZP no es un jefe indio, (Ni es Bob Dylan cantando Blowing in the wind) aunque haga el indio en más de una ocasión, ZP es el próximo presidente de la Unión Europea, y si se dedica a hacer poesía y a soltar frases celebres, nos van a tomar a coña, que en España ya estamos acostumbrados y nos divierte, pero en Europa son muy serios…bueno, algunos (Otro día hablamos de Berlusconi).

Entre Rajoy con el primo y ZP con la poesía, los del cambio climático (que es un tema muy serio) se van a creer que nos estamos cachondeando de ellos, aunque en el fondo creo que todos se están cachondeando de nosotros.

Yo la verdad es que siempre he pensado que estas frases de nuestros políticos son la consecuencia de otra gran frase, de la frase “no hay cojones”. Me explico. Yo creo que son apuestas. Me imagino la cena de navidad del gobierno y a Moratinos con dos copas de más diciendo “presidente, no hay cojones de salir y decirles a los líderes mundiales que la tierra pertenece al viento", y ZP, "¿Qué no hay cojones?", toma, va y lo suelta. Esa sí que es una gran frase qué española, basta una copa de vino y la frase “no hay cojones” para conseguir que un español (tiene que ser varón) realice las ocurrencias más atrevidas. “Mariano, a que no hay cojones de decir que tienes un primo que….”, y toma, va y lo dice.

En serio, yo estoy convencidos que son apuestas que tienen entre ellos, porque si no, no me creo que puedan ser tan malos, prefiero pensar que son unos cachondos.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Día 17: Estoy mayor

Hoy me ha pillado el toro, y ando sin tiempo para escribir, además tengo encima tal presión mediática con el éxito del ERE en el belén, (que me han pirateado en media blogosfera), que cualquier cosa que escriba me parece una chapuza, aun así intentaré contaros algo.

Cada vez me doy más cuenta que estoy muy mayor. Nunca me han gustado los espectáculos para masas, al futbol no voy, a los toros ni soñarlo, y a conciertos de música sólo suelo ir si son en un teatro y me aseguran que no tengo que participar activamente. Pero el martes decidí darme una oportunidad, y teniendo en cuenta que igual se deja ver poco ya por los escenarios, decidía ir al masivo concierto que daba Sabina en el palacio de los deportes de Madrid.

El concierto me gustó (Sabina es Sabina) aunque no vibré con él, y al salir me quedé con dos reflexiones. La primera es que siguen sin gustarme los conciertos masivos, y la segunda es que al sociólogo que llevo dentro le despiertan muchísima curiosidad las masas. Estas dos reflexiones se resumen en una, estoy muy mayor.

La verdad es que creo que lo que me falta es empatía, porque hay cosas que no acabo de entender.

Por ejemplo, por qué la gente levanta la mano constantemente, además solo una, no las dos. Había dos modalidades, levantar la mano y ponerse a saltar, o levantar el dedo señalando a Sabina, como diciendo, ¡qué bueno eres Sabina! (como si te fuese a ver).

También me intriga la gente que llama a sus amigos por el movil para decirles, “jodete que estoy viendo a Sabina, le escuchas” e inmediatamente levantan el móvil hacia arriba como queriendo cazar el sonido. A ver, si hay miles de decibelios, aunque dejases el móvil en el suelo lo iban a oír igual, baja el brazo, coño.

Luego están los que se llaman por teléfono dentro del concierto para localizarse unos a otros, y no porque deban reunirse, sino por curiosidad…. “Yo esto debajo de la bandera, en la tercera grada, ¿Me ves? A ver, que levanto el brazo…” Tío si está todo el concierto con el brazo levantado, levanta otra cosa que así no te ven…

Tampoco entiendo lo que disfruta la gente cantando las canciones más alto aún que el cantante, Me pregunto, ¿pero es que han pagado por escuchar o por cantar? ¿Os imagináis un concierto de Placido Domingo con él callado y el público cantando el Nesum Dorma? Claro, que en esos conciertos la gente no señala al tenor diciendo “¡Qué bueno eres Plácido, tío!”


Luego están los de los porros aunque esté prohibido fumar, los que se ponen a bailar en las escaleras y no te dejan ver, las histéricas (no quiero pensar lo que tiene que ser ir a ver a hombres G), el pesado de la cerveza (se llama mochilaman, os lo juro) que se tira todo el concierto vendiendo minis y haciendo que se los pases a los de al lado porque el no cabe con la mochila (que es un barril), y un sin fin de personajes más.

En fin, que estoy mayor para estas cosas, y que creo que al próximo evento que iré será a la cabalgata de Reyes, a levantar el dedo y decir “Melchor, tú sí que vales”, mientras llamaré a mis colegas para que me digan en que parte de la Castellana están y saludarles con el brazo.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Día 16: El premio de Navidad

Hoy sigo con las estadísticas, y dado que lo que queda de semana va a ser muy intenso en lo que a cenas de empresa se refiere, voy directamente al titular: “Un 20% de los solteros aprovecha la cena de Navidad de la empresa para ligar”. Y lo que es más interesante: “Las mujeres aprovechan más que los hombres” (un 21% frente a un 17%, según un estudio de Parpship)

Vamos, que estos días la noche va a ser peligrosa, o no, para los que tengan compañeras/os solteras/os. Menos mal que hace unos años que decidí suspender la cena de empresa en Dosabrazos, estando yo sólo en la empresa la situación del ligoteo iba a ser muy incómoda, o cuanto menos, anómala.

Así que los solteros (y más las solteras) llevan un año agazapados en su escritorio, viendo pasar a su posible victima a diario camino de la maquina del café, como el “lironcillo careto ve pasar a la hembra hacia el nido mientras trepa y trepa…” (Feliz Rodriguez de la fuente dixit, si lo leéis con su voz tiene más gracia), pues eso, que la ve pasar mientras piensa “ya verás tu en navidad, te voy a dar turrón, y del duro” O, “ya que igual me echan el año que viene a ver si me finiquito a este y le hago la extraordinaria “.

Qué soez me estoy poniendo, voy a tratar de reconducir el post.

La agencia que ha publicado el estudio ofrece también consejos sobre cómo actuar en estas situaciones, y dice textualmente: "no tiene nada de malo coquetear o conversar con un compañero delante de todo el mundo", pero "si se va más allá es mejor hacerlo lejos de las miradas curiosas de los colegas". Hombre, el consejo es inteligente, si se te ocurre darte el filete (que bonita expresión) con el informático de las gafas de culo de vaso, o con la hortera de logística, puede haber cachondeo en la empresa para todo 2010, y se trata de felicitar el año, pero no tanto. Yo de hecho aconsejaría que, depende con quien, ni si quiera se hable en público, que hay compañeros muy cabrones, y ahora todo sale en facebook.

La agencia también aconseja a los tímidos que aprovechen esa noche, que no sean tontos y que se animen a entrar al personal. Vamos que por si no se hiciese ya el ridículo bastante en estas cenas, los de Parship encima dando ideas. A ver que le dicen estos consejeros, al tímido, el lunes, cuando llegue a la oficina sin haberse comido un colín, y habiendo entrado a todas las tías de la empresa, incluida la becaria, que es hija del presidente… pues que se apunte a la agencia a ver si tiene más suerte, que le van a decir, y, ya de paso yo le diría, que se apunte a una agencia, también, pero de empleo, porque si no le echan después la nochecita, a ver como aguanta el hombre la tensión y la cuesta de enero.

El último consejo que da Parship es que el jefe, “es tabú”, vamos, que al jefe ni acercarse, no vayan a creer tus compañeros que lo que quieres no es amor… ¿Y si es el único que está bueno? Nada, tabú, media vuelta y a por el informático de las gafotas.

En fin, que se pierde el espíritu navideño y de fraternidad (como decía mi padre) y al final encima que las empresas hacen un esfuerzo económico para pagar estas cenas, los empleados van a lo que van. Qué bien hice yo en suspenderlas en Dosabrazos..

martes, 15 de diciembre de 2009

Día 15: Dulce venganza

Me encanta leer estadísticas en los medios, qué sería de mi blog sin ellas. Hoy leo en Expansión y Empleo que, según un informe de Ernst & Young 2009 Global Information Security Survey, el 75% de los ejecutivos señala su preocupación ante las posibles represalias de los empleados que acaban de dejar la compañía.

Al principio me asusté un poco, pero leyendo la noticia con más tranquilidad compruebo que se refiere sobre todo a temor a ciberataques, manipulación, robo de datos, etc, y no a ataques a la mediterránea como el sufrido por Berlusconi.

Aunque la aclaración me tranquiliza, la conclusión que obtengo es la misma, el 75% de los directivos encuestados (de 1900 empresas) creen que sus antiguos empleados pueden tomar represalias contra la compañía. Pues algo habrán hecho, ¿no? No creo que tome represalias el que se va contento de la compañía, el que se va agradecido y se ha sentido bien tratado.

Una represalia es una respuesta de castigo o venganza por alguna agresión u ofensa, es decir, si alguien toma represalias por algo es porque se siente ofendido o mal tratado. Y este es el dato que me preocupa de verdad. No me preocupa tanto la seguridad informática de las empresas, que según la encuesta no es todo lo buena que debiera, sino que lo que me preocupa de verdad es que la mayoría de los que se van, se vayan pensando en tomar represalias. Definitivamente, si eso es así, algo se está haciendo mal, muy mal.

Sólo queda comprobar si, debido a esta preocupación, las empresas van a incrementar su seguridad informática, o si se van a decidir a poner en marcha políticas para evitar que aquellos que, de forma voluntaria, o no, abandonan la empresa, se quedan con ganas de vengarse.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Día 14: El empujón

Hoy he estado en el foro Talentum, en la Universidad Europea de Madrid, hablando, a alumnos y profesionales de Recursos Humanos, de la necesidad de cuidar/motivar a la gente que está sufriendo la crisis en las empresas, y cuyos ánimos parece ser que están por los suelos. La charla la he comenzado diciendo, que aquellos que (aún) no han sido despedidos están viviendo situaciones de estrés, aburrimiento, mal humor, incertidumbre, etc. que hace que el ambiente en algunas empresas sea irrespirable.

Pues bien, acabo de leer los resultados de la encuesta que hace Adecco todos los años, por estas fechas, preguntado a los empleados que pedirían a su empresa por navidad, y resulta que casi la mitad pediría un cambio de trabajo (La encuesta no especifica si un cambio de puesto o un cambio de empresa). Es decir, que como yo contaba esta mañana, la gente está harta, por aburrimiento, desánimo, frustración o lo que sea, pero no están a gusto en sus trabajos.

Hoy he contado en el foro que nos debe de preocupar tanto la crisis económica como las otras crisis, la de valores, la de identidad y la de confianza, y que desde RRHH deberíamos de prestar más atención a estas últimas.

La de valores es, como ya escribí aquí, la que ha hecho que estemos como estamos, y la de identidad y confianza son la que van haciendo que cada día estemos más a disgusto en el trabajo, más a disgusto con la empresa, y avancemos de la desmotivación a la frustración.

Sin embargo, volviendo a la encuesta me encuentro que la mayoría de los encuestados prefieren quedarse en su trabajo, en las condiciones que sea, antes que aceptar una buena indemnización y marcharse para casa. El 70,5% no se apuntaría a una baja voluntaria incentivada para abandonar su empleo, y el 60% pediría un traslado antes de perder el empleo. Es decir, la mayoría quiere cambiar de trabajo, pero a la mayoría le da pánico que la empresa tome una fatal decisión, tal y como están las cosas.

En estos días he hablado con dos personas de sectores muy distintos que se han visto, una con un pie en la calle (aun está por decidir), y la otra con los dos. Y ambas reconocían que, salvando la incertidumbre y el mal rato, es el empujón que necesitaban para dar un nuevo empujón a su carrera, para ver la vida de otra manera, y para reformularse las cosas. También he hablado en mi ponencia de hoy de la aversión al cambio, y es que, a veces, necesitamos un empujón para enfrentarnos con valentía a esos cambios, que no solo son buenos, sino que son necesarios.

No digo que el despido sea positivo, pero sí que digo que en algunos casos necesitamos empujones para aprovechar oportunidades, y que sería más divertido si fuésemos nosotros los que saltásemos sin necesidad de que nos empujen. Y al final, el que vale, vale.