martes, 9 de diciembre de 2008

Día 9: Momentos mágicos

Hoy he tenido una comida muy agradable con mis compañeros de Managers Studio, una de las consultoras con las que trabajo habitualmente. En la comida, Diana, la anfitriona, nos ha preguntado cual había sido nuestro momento mágico en 2008. A mi, en ese momento, me han venido a la cabeza dos momentos mágicos, uno se llama Sole, y aunque no os he hablado de él os hablaré algún día, y el otro, lo viví este viernes y se llama Manu.

En enero de 1999 entré a trabajar como consultor en la división de Training Outdoor de la empresa Hay Group. Mi puesto de trabajo se ubicaba en un despacho pequeño, donde sólo cabíamos dos personas, Manu y yo. Aunque luego cambiamos de despacho, Manu fue mi "compañero" de outdoor durante el año y medio que duró esa aventura.

Trabajar con Manu fue la experiencia profesional menos aburrida que he tenido en mi vida, dinámico, cabezota y testarudo, amante del campo, de los animales y de la personas (como buen psicólogo); Manu, con su sombrero de pensar, me enseñó a hacer tormentas de ideas, a crear desde la nada, y a diseñar programas de desarrollo que nos sacasen a todos del "área de confort".

Cuando dejé Hay, perdí el contacto con él, hasta que por medio de Carlos, un monitor que trabajó con nosotros, conseguí su mail y le pude escribir. El viernes, después de más de 7 años de desconexión, Manu y yo nos volvimos a encontrar en ElAstillero, en su Cantabria natal, donde vive ahora.

Yo ya sabía de su enfermedad, y quizá por eso sentía más necesidad de verle. En 2003 Manu había sido diagnosticado de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) y en la actualidad, tras un desarrollo vertiginoso de la enfermedad, tiene el 99% de su cuerpo paralizado y tan sólo puede expresarse por medio de sus ojos y de una leve sonrisa que se le adivina en los labios. Es curioso, trabajé con Manu más de año y medio, y en ese periodo afrontamos juntos varios retos, discutimos un montón, creamos proyectos divertidísimos juntos, tuvimos encuentros y desencuentros, compartimos horas de curro y de copas en el parador de Gredos, y jamás me había fijado en su sonrisa ni en sus ojos. El viernes, esa sonrisa y esos ojos con los que Manu me daba feedback y dibujaba alguna palabra, que su madre me traducía, me parecieron la sonrisa y los ojos más bonitos del mundo. Yo, que me dedico a la comunicación, y que soy un fanático de la Comunicación No Verbal, jamás había visto tanto a través de una mirada, jamás había recibido tanto, jamás había sentido una sonrisa así.


Hoy, cuando Diana nos ha preguntado, lo he dicho inmediatamente, "mi momento mágico ha sido Manu, mi compi de outdoor, mi compi de Gredos". Mi compi, que posiblemente ahora me esté leyendo (es un hacha con el ordenador) y esté pensando que es difícil ser más cursi de lo que yo lo estoy siendo ahora, pero, Manu, cuando a uno, casi a final de año le dan una lección de vida y le regalan un momento mágico, pues uno no sabe expresar las cosas sin sacar su YO más cursi....

Manu, no se cuanto bien te hizo mi visita (que espero no sea la última), pero te aseguro que a mi, además del libro de tu vida y del CD con tus trabajos sobre el ELA, me regalaste uno de los mejores reencuentros que he tenido en mi vida.

Gracias tío, espero verte pronto!!!!

3 comentarios:

la elfa dijo...

Me ha gustado el post, tal vez porque se algo de Manu y de su historia, de su vida en los utlimos anios. Dime, la nina de la foto es su hija? ha conseguido verla por fin?
Un beso y enhorabuena por el blog, de momento lo estas consiguiendo!!

Anónimo dijo...

vaya!!

Tengo q reconocer q me sigue encantando tu blog!! y sobre todo q uno de tus momentos más mágicos haya sido éste!!

enhorabuena por esa manera tan sensible de hacernos llegar momentos tan mágicos!!!

gema.

Anónimo dijo...

Qué lujo para la vida tener momentos tan mágicos como el que nos cuentas. Estas experiencias son las que hacen que uno haga plantearse las prioridades y las necesidades que creemos tener.
Envidio el momento de ver esa mirada y esa sonrisa, cuando estoy harta de ver a gente gris, de mirada opaca y labios congelados.
Gracias Carlos por compartir...