jueves, 2 de diciembre de 2010

Día 2: A la ...calle

Esta crisis nos trae titulares sorprendentes. En un día en que se nos anuncia una nueva subida del paro, con respecto al mes de octubre, abro el expansión y empleo digital y me encuentro, como noticia de portada, con el titular: “Como despedir a un empleado”, hay que joderse, no podían haber pensado en cómo salvar a un empleado, cómo incentivar la productividad o cómo generar un buen ambiente, no, el titular es “Cómo despedir a un empleado”, además es eso, un gran titular, una noticia central, no hay que buscarlo mucho… al menos yo no he tenido que buscar demasiado.

Lo he mirado por encima, la verdad es que no me interesaba demasiado, (es una pena, pero como soy autónomo no puedo despedir a nadie) y me encuentro en negrita alguna frase como sea directo y breve o sobran las disculpas y los cumplidos, vamos que, como el chiste, lo mejor es juntar a todos y decir “los que trabajen en la empresa que den un paso al frente… ¿Dónde vas Peláez? Quédate en el sitio y vete recogiendo…" O eso, el consabido “a la puta calle” que no es políticamente correcto pero es directo, sin disculpas y muy ibérico.

Como me aburre la noticia busco otra, y en la misma página encuentro “Cómo salir de la empresa y no morir en el intento”, en resumen nos cuentan, con acierto, que aunque te despidan, reacciones de buenas maneras, no hables mal de la empresa, y quedes como un señor. Reconozco que es un consejo acertado, pero reconozco también que, cuando se vive un despido injusto, es difícil no dar rienda suelta a tu ira emocional.

Cuando estaba en Pfizer recuerdo que me contaron como una persona que había salido de la compañía, no recuerdo si por despido o de forma voluntaria, decidió escribir un mail a toda la empresa “cangándose” en cada uno de los miembros de la escala jerárquica superior, desde su jefe inmediato hasta el director general, el personaje, en cuestión, se quedó a gusto, y se fue a trabajar a otra empresa farmacéutica más pequeña, que años después fue comprada por Pfizer… Ignoro si el día que se anunció la compra nuestro amigo dimitió u opto directamente por tirarse por la ventana…

Leyendo las dos noticias, que casualmente, o no, aparecen juntas, me da la impresión, aunque seguro que no es lo que los autores han querido mostrar, que lo que vale para el despedido no se aplica al despedidor, y que sólo el pequeño es el que debe “quedar bien” con el grande. Estamos en un mundo cambiante, y los que ahora son grandes igual mañana son pequeños, y viceversa. La generosidad debería ser aplicable a todas las partes en un conflicto, y en estos tiempos que corren, más aún. Ser generoso en las formas y en el fondo, es algo que debería regir el comportamiento empresarial, pues uno de los peligros de esta crisis es que se creen enemigos innecesarios. Al fin y al cabo, como dice la tercera noticia del mismo medio que me ha dado hoy por leer, “Los valores, sí que cuentan”

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