La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición que consistía en prender velas durante el invierno para representar el fuego del dios solo, y tratar, así, de tener presente su luz y calor, durante las frías noches invernales. Más tarde los misioneros, en su afán por aprovechar viejos símbolos paganos, cristianizaron esta costumbre que llega al siglo XXI de una forma sincrética sin un claro significado.
Sin embargo, y a pesar de la evolución me gusta volver los ojos a esa tradición que cobra un sentido especial en este invierno de la crisis, donde todos los que nos vemos afectada por ella, en uno u otro sentido, quisiéramos tener una vela que nos de luz en esta oscuridad económica y motivacional que tenemos. Desde hace años publico en esta web lo que yo llamo un blogcalendario de adviento, es decir, una serie de 24 post seguidos, que coinciden con las fechas del adviento de la era cristiana, y que este año, más que nunca pretenderán poner un toque de optimismo entre tanta mala leche, será, en definitiva una llamada al dios sol, para que nos de calor ante la gélida crisis.
Soy un insensato, los sé, no lo puedo evitar, pero casi siempre, e incluso en los momentos más duros, me da por ser optimista, y no sólo eso, por si no fuese suficiente, me da por intentar contagiarlo. De esta forma, he hecho los suficientes merítos para que mi amigo Angel Diaz Miguel me invite a lo que él llama cenas de optimistas inteligentes. (En lo de inteligente no se si he hecho tantois méritos...)
El otro día mis alumnos de la uni me acusaron precisamente de eso, de optimista, así, con indignación, bueno más bien me acusaron de manipulador. Me dijeron que sólo les contaba la parte buena de la vida laboral, y que las cosas no eran tan bonitas, en definitiva me decían que les estaba engañando y que en cuanto saliesen de la universidad ellos ya sabían que se iban a meter una leche, por mucho que yo les dijese que oportunidades siempre hay…. Todo fue porque les leí un mail de una compañera que tenía dos ofertas de empleo simultaneas, (lo hice con la intención de mostrarles que el mercado laboral sigue vivo, a pesar de la crisis) entonces Nuria, una alumna, me dijo: “¿Los parados no te escriben, o es que no nos lees sus mails?..., que las cosas no son tan fáciles como nos las pones…” Era la primera vez que alguien me regañaba por intentar dar ánimos, pero eso es, precisamente, lo que más me gusta de mis clases en la universidad, ese juicio crítico de gente que no está dispuesta a comprar ninguna moto que tratemos de vender…. Ojalá no perdiesemos nunca esa capacidad de crítica.
En el fondo Nuria tiene razón en algo, las cosas no son fáciles, y menos ahora, pero para eso sirven los advientos personales, los tiempos de esperanza, porque una vela no trae la luz del día, pero me ilumina en lo esencial. Así una actitud positiva no nos saca de la crisis, pero nos ayuda a encontrar nuestra oportunidad. Espero que estos 24 post sean una excusa divertida para reirnos de las dificultades.
3 comentarios:
Cierto es que ser demasiado optimista puede llevarnos, a veces, a una ceguera en la cual no somos capaces de ver la realidad tan dura como es. Pero de la misma forma no podemos llegar al extremo de dejarnos llevar por el pesimismo y la desazón de las dificultades... Pues "tocar fondo" no sirve más que para poder impulsarnos más fuerte y con las dos piernas, y la capacidad de salir victorioso de cualquier reto está en cada uno de nosotros. Y es esa esperanza la que no debemos perder, y ver la vida de forma optimista y buscar su lado bueno... Que para el malo, ya están los telediarios.
Bieeeeen ya esta aqui el blog de adviento! llevo un an~o esperando =)
¿Quién dijo miedo? El mundo es de los optimistas, de los caraduras y de los vividores. Yo, por el momento, me quedo en el primer grupo, aunque tal y como se están poniendo las cosas tal vez me pase al segundo. ¿Dije optimista?
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