miércoles, 2 de diciembre de 2009

Día 2: Los años del freelance

Hoy he comido con dos buenas amigas, de Recursos Humanos de Deloitte, y, aunque no lo creáis, hemos acabado hablando de la crisis, y de la gran cantidad de freelance que han surgido como hongos, en el mundo de los Recursos Humanos, a consecuencia de la recensión.

Llevo ya seis años como freelance, buscándome la vida, y tratando de hacerme un nombre en esta océano de la formación y las conferencias (me río yo de los piratas del Indico) y puedo atestiguar que no es fácil sobrevivir, y mucho menos es fácil sobresalir. Pero este sentimiento de dificultad lo debemos de estar transmitiendo muy mal mis otros colegas autónomos (los serios) y yo, porque cada vez hay más gente que se apunta a esto del freelanceo, dispuestos a comerse el mundo, impartiendo cursos y dictando conferencias, tirando los precios por la borda y bajando la calidad de las acciones. Y no es que me parezca mal que la gente se independice, al contrario. Lo que me resulta curioso es la alegría inocente con la que algunas personas aterrizan en este nuevo estatus. Hoy les comentaba a mis compañeras de mesa y mantel, que una de las frases que más he oído en los dos últimos años ha sido: “Me han echado de la empresa y me he hecho freelance, ¿Qué hay que hacer?”, hay, incluso, quien me ha dicho “Me he hecho freelance, ¿Me pasas clientes?”

Una vez me contaron que ser freelance en el resto de Europa en temas de Recursos Humanos era algo muy reconocido por el entorno, un símbolo de valentía y mentalidad emprendedora; mientras que ser freelance en España, es más bien sinónimo de incapacidad para estar en una organización y triunfar dentro de ella. Si bien no comulgo con este postulado, cada vez me doy cuenta de que algunos recién llegados ( y sólo algunos), cumplen con creces con este perfil.

Y eso, tratando, sólo, el tema de la formación en aula, que si ya tratamos el tema del coaching raya lo absurdo. Ser coach está de moda. Da igual la experiencia profesional, incluso en ocasiones, la experiencia vital, si tienes tu certificación debajo del brazo, ya puedes ser coach de directivos. (Algún día hablaré de los tipos de coaching)

En definitiva, que estos dos años han sido los años del freelance, y que espero que 2010 sea el año en que los que no prepararon su barco para navegar en este océano de incertidumbre, vuelvan a tierra a hacer las cosas que saben hacer y que las crisis no les dejó realizar.

Ser pulga en un mundo de elefantes es más complicado de lo que muchos pueden pensar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo un mérito ser trabajador por cuenta propia con la que está cayendo!!!Sigue así!!

Siendo en términos absolutos y porcentuales una parte muy importante de la economía española, es sorprendente la dejadez de las instituciones y del gobierno y desamparo en el que ejercen su actividad los trabajadores por cuenta propia.

Sancho

Marciano dijo...

me parece que quedan por desarrollar todas las formas de cooperación entre autónomos o freelance: compartir recursos, programas de marketing comunes, cobranding, joint ventures.....
Creo que siempre se logra mas con el respaldo de una organización que por lo menos se encarga de la parte de gestión, dejando el profesional hacer lo que sabe, y no perderse en el mundo de la gestión empresarial. También asienta la credibilidad de un freelance colaborar en proyectos con empresas ya reconocidas del sector. En fin, me parece que las reglas del juego corporativo van a impedir mas y mas el recurso a un freelance que no tenga reconocimiento (diplomas, acreditaciones...), lo que lo pone mas difícil a la hora de conseguir clientes.

Anónimo dijo...

Hola Marciano, es cierto que queda mucho por hacer en el mundo del freelance, pero si me permites un par de puntualizaciones. No necesariamente la credibilidad de un freelance es mayor cuando colabora con una empresa reconocida (que es una empresa reconocida? como reconozco yo una empresa reconocida?), en ese momento dejaría de ser freelance y pasaría a ser un trabajador por cuenta ajena (sin nómina y facturando). Y pregunto: puede que en esa situación se combinen lo peor de ser asalariado y lo peor de ser freelance?

Un saludo,
Sancho